Roberto Corti: “un distinto, un avanzado para su tiempo”

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En tiempos de pandemia del coronavirus y de una cuarentena obligatoria, la comunidad educativa del Colegio 19 “Luis Pasteur” despide a la distancia a una de sus joyas más preciadas. Roberto Corti, profesor de Lengua y Literatura, se desempeñó como docente por casi 30 años hasta su jubilación. Un apasionado de la literatura y del teatro que formó a generaciones de jóvenes con la pasión por la poesía y la prosa. Un minuto para la conversación que siempre tuvo con sus estudiantes y sus compañeros de trabajo. Digno vecino de un barrio que le parecía cada vez más distante de aquel Villa Devoto de casas bajas y de fondos arbolados.

Borges, Mujica Láinez, Victoria Ocampo, Cortázar, García Márquez, Leopoldo Lugones, Ernesto Sábato y García Lorca… escritores e intelectuales de habla castellana que fueron centrales en las clases de Literatura que dictó Roberto Corti a lo largo de los años en el Nacional 19, desde su propia fundación allá por 1972 y hasta su merecida jubilación sobre el cierre de la década de los años 90… Español o castellano, un debate que siempre encendía en sus clases, que despertaban el interés de sus estudiantes aún aquellos menos afectos a la lectura.

Es que el profe Corti sabía cómo hacerse entender. Tenía una pedagogía muy particular, con códigos que establecía con cada uno de sus cursos, se mostraba apasionado por el mundo de la poesía y de sus plumas. Leía en clase poemas, prosa y bibliografías, lo hacía de tal manera que generaba asombro y movía a cada pibe y piba a que lo escuchara con una llamativa atención. Esa que sólo los grandes docentes pueden despertar en sus educandos.

Como lo recuerda el ex alumno y profesor Gabriel Michalski, “lo conocí mucho antes que se creará el Nacional 19, fue en el Antonio Devoto como maestro de grado -creo que llegó a reemplazar ahí a Saettone (también profesor de Lengua en el Nacional 19) como director”. Michalski lo reconoce como “un distinto, un avanzado para su tiempo, junto a Beba Ratto (profesora de Historia) fueron de avanzada para la época”.

Para algunos estudiantes, Corti parecía rígido por su manera de dar clase, pero tenía un trato afable. Así, el ex alumno Diego Losada señala que “cuando se enojaba no te decía por el nombre sino por el apellido, si estaba todo bien te llamaba por el nombre sino por el apellido. Con aquellos que no se llevaba bien los llamaba por el apellido”.

El testimonio de otra ex alumna de la institución y profesora hasta su jubilación dos años atrás, muestra la huella dejada por el trabajo áulico del profe de Lengua, que era reconocido por la anchura de sus pantalones, la camisa remangada con una corbata que lo acompañaba en cada clase, el saco que muchas veces lo tenía al hombro o en sus manos, los anteojos y el cigarrillo que lo acompañaba en esos tiempos donde el acto de fumar no estaba socialmente mal visto. Hilale deja su impresión, “como alumna, que le preguntaba a cada uno que iba a leer en las vacaciones y de cada libro te contaba una anécdota, éramos 35, imagínate lo que había leído…”.

Las historias, las anécdotas, las vivencias de quienes compartieron los pasillos del Nacho como docentes. Sandra Hilale se emociona cuando comparte que “como profe, en las reuniones de personal entretenía a los hijos de las profes que iban contando en voz baja cuentos”. Para Gustavo Brugnoni, profesor de Música y responsable del Coro escolar, la impresión es la de “un excelente compañero, era un par de los preceptores cuando me tocó estar con él en ese rol”.

Sandra Hilale, estudiante en los primeros años del Nacho cuando las clases se dictaban en el edificio de la calle Pedro Morán donde funcionaba una escuela primaria, Roberto Corti la había impactado por la cordialidad y la forma de dar clases, su compromiso por la materia y la pasión por el trabajo, “y no llegaba a mandarte a examen, te preparaba hasta el final”.

Las ex alumnas Teresa Natucci y Claudia Kovacs despiden a su profe con la memoria y el reconocimiento de un grande de verdad. Natucci lo caracteriza como “un gran profe, un ser humano que siempre al que necesitaba le daba un consejo, él estaba ahí”. Kovacs, la actual presidenta de la Asociación Cooperadora, lo reconoce por “lo humano y sencillo que era”.

El viejo Nacional 19 pierde a una figura central que caminó por aulas y pasillos en las décadas de los años 70, 80 y 90. Losada rememora otra enseñanza que le dejó Corti,“en cada artículo literario que leíamos en clase, artículo o libro, siempre decía nunca hay que olvidar la posición ideológica del autor, porque eso marca de qué lugar escribe, eso para mí fue central y lo aplico constantemente en muchas cuestiones”.

A los 87 años edad, en tiempos de pandemia de coronavirus, con aislamiento social, preventivo y obligatorio, la tristeza por la partida y la imposibilidad de su despedida generan un sentimiento de mayor frustración, como expresara la ex alumna y Jefa de preceptores, Marcela Lozano. “En este momento, tendría que irse acompañado por todos sus alumnos, él se acordaba de todos”.

Para quienes fueron compañeros de trabajo y para sus estudiantes que, en aulas, pasillos y en el patio, siempre encontraron una palabra de aliento, un reto o sencillamente un consejo, la partida de Roberto Corti deja un espacio vacío. Esa escuela que hoy luce apagada por el Covid19 despide a uno de sus docentes que formó parte de la generación que puso en marcha al Nacional 19, el Nacho de Villa Devoto. Hasta su jubilación fue parte de tertulias, charlas y de cuanto proyecto aportara al crecimiento del Colegio. Fue un promotor del teatro en la Escuela, y siempre se mostró apasionado por las salidas a funciones teatrales fuera del horario escolar.

El recuerdo de aquella función en el teatro Bambalinas, con la obra El Bululú, interpretada magistralmente por José María Vilches, cuando este cronista cursaba el 4° año como alumno del Nacho ha quedado en su memoria y en la de todos sus compañeros, fascinados con semejante espectáculo teatral en tiempos de la dictadura militar. Nadie faltó a aquella cita, no hizo falta tomar asistencia, era una función normal, en horario nocturno, y ninguno de sus alumnos lo dejó solo. El amor por la literatura y el teatro era recibido con respeto y admiración por sus chicos y chicas, como decía afectuosamente.

Una frágil salud en los últimos meses lo encontró cansado de la vida, el mundo que había conocido era ya desconocido para él, aunque cada vez que se lo podía encontrar por su barrio, por su Villa Devoto, era una vuelta a la vida, a los recuerdos que una memoria prodigiosa impactaba por la certeza y lo puntilloso del dato aportado. Pero, cada vez se lo veía menos por las calles arboladas que tanto quería, ese barrio que amaba ya no era lo que él había vivido…

La tristeza embarga a la comunidad educativa del Colegio 19 “Luis Pasteur”, en especial para quienes compartieron muchos años de trabajo, años de estudio. Hay que decir que con su partida se termina una etapa. De ahora en más esas historias, anécdotas y vivencias compartidas en el tiempo en el viejo Nacional 19 quedarán en el arcón de los recuerdos de cada uno, de docentes y no docentes, de padres y alumnos que conversaban con él cada mañana. Porque, Roberto Corti, siempre tenía un tiempo para la charla, la tertulia, el debate. Siempre había un minuto para la conversación.

Una pena, por cierto. Las palabras pierden sentido frente a los sentimientos, las lágrimas y el duro momento de la despedida, que en la actualidad se vuelve más distante… No hay manera de entender cómo de un momento para otro se apaga la luz de la vida, la muerte es parte de la vida y habrá que entender que es así, pero duele, como si fuera un golpe bajo. Corti, el profe de Lengua y Literatura que seguramente ya estará encendiendo polémicas con los grandes de la literatura de nuestra lengua, es parte de la memoria del Nacho, del Nacional 19 que lo despide con tristeza y con la amargura de un adiós solitario.

 

                                                                                                                                                                                                                                                         Claudio Morales

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