Belgrano, el economista.

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Este junio se cumplen 250 años del nacimiento y 200 años de la muerte del tal vez mayor prócer de la República Argentina

Fue de todo y en su prolífica vida es sin dudas su rol de economista, el costado más rico de su maravillosa personalidad. En 1792 se graduó de abogado en la capital de España donde al año siguiente recibió el nombramiento de secretario perpetuo del Consulado de Buenos Aires. En este cargo defendió la libertad de comercio, creó la Escuela de Náutica y de Comercio, estimuló la agricultura.

En la mayoría de las estatuas en el país se exalta su carrera militar, el lado flaco de su enorme historia, pero Belgrano fue una patriota de firmes convicciones y valores, de un compromiso único para con los principios libertarios de aquel entonces, y con un ansía grande por querer alcanzar la soberanía para la naciente nación. Un libre pensador que genero muchísimas políticas y acciones que lo elevan de una manera absoluta. Un intelectual intachable de una integridad poco común.

Nos vamos a enfocar en el Belgrano economista, el que fundó el periódico Correo de Comercio desde donde desde sus artículos prepara el terreno para la Revolución y propone ideas independentistas, donde aboga por la educación del país y de la mujer, una mirada de avanzada 200 años atrás.

Ya había escrito en el año 1801 para un periódico, El Telégrafo Mercantil y desde allí supo que su pluma no iba a pasar desapercibida para la efervescencia de la Buenos Aires colonial y desde donde empieza a trasmitir sus ideas sobre educación, agricultura y economía.

Claramente desde sus libros divulga, desde su quehacer político hacia la idea de fomentar la agricultura, proteger el comercio y animar a la industria y obviamente toma conciencia también que muchas de sus ideas son demasiados revolucionarios para el contexto de la época, había que trabajar y luchar mucho para afianzar los ideales de la Revolución de Mayo.

Ya tenia una mirada colectiva e integradora sobre el país.

Entendía que el estado debía ocuparse de la infraestructura y de dotar de rutas, caminos, puertos, educación y solo debía acudir en ayuda de los necesitados, pero sostenía la libertad para el comercio, y era un férreo enemigo del monopolio y el contrabando, lo que le genero no pocos enemigos.

El creador de la bandera siempre mantuvo sus ideas innovadoras en materia económica, puntualizaba que se debía abandonar la importación de bienes y realizar manufacturas, porque entendía que la ganancia mayor estaba en el valor agregado de los productos.

También planteaba la rotación de los cultivos, la industrialización de la ganadería y sus derivados

Con relación a la situación de comercio exterior, sostenía lo siguiente

“Cuando dos países comercian lo hacen a través de dinero, esa entrada de dinero repercute en el alza o la baja de la tasa de interés, la cual termina determinando el nivel de actividad del país. Así, un país que tiene una posición superavitaria del comercio exterior tendrá más dinero y su tasa de interés descenderá, lo que favorece aún más su producción. En cambio, un país deficitario en el comercio exterior tendrá menos dinero y su tasa de interés subirá, desalentando aún más la producción. Pero a su vez incorpora las consecuencias del pago de deuda de los déficits comerciales, concluyendo que no hacen más que atrapar al país deudor en una desindustrialización.”

Esta faceta de Belgrano es la menos explorado y seguramente es la más potente porque define una mirada sobre un país que adelanta cientos de años, el Belgrano economista con una visión de estadista, fue demasiada temprana para una nación que recién estaba naciendo

También con la Nación en ciernes puso en debate su teoría sobre el valor,

“Ninguna cosa tiene su valor real, ni efectivo en sí mismo, sólo tiene el que nosotros le queremos dar; y éste se liga precisamente a la necesidad que tengamos de ella; a los medios de satisfacer esta inclinación, a los deseos de lograrla y a su escasez y abundancia”.

Este hombre, que murió olvidado, cuestionado y en la mas absoluta pobreza era un lujo para la Argentina naciente, asumió cada compromiso que le pidieron sin fijarse demasiado en el precio a pagar y fue sin dudas un ideólogo que puso al país por encima de cualquier ego y aspecto personal. Demasiada cabeza e ideas para nosotros, una mente brillante que no se guardó nada.

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