Padres en Facebook ¿Ilimitados?

Muchos de nosotros,  padres de hijos adolescentes,  crecimos escuchando la música de Rafaela Carra que hoy suena animadamente en un comercial, en los cumpleaños infantiles y,  ya entrados en la adolescencia,  hablábamos horas y horas,  por teléfono,  con nuestros amigos.  La voz de nuestros padres se hacía oír y un estremecedor “cortá” se escuchaba.  El límite se hacía presente.

Lo “ilimitado” del despliegue adolescente constituye un resabio de un mundo infantil que,  no sin trabajo,  el joven deberá dejaratrás.  Un mundo de absolutos,  todo o nada,  donde lo que  prima  es el deseo,  las ganas.  En cambio,  durante la adolescencia,  esas categorías se relativizan y lo deseable se articula con lo posible y con lo viable,  arribando así a la adultez.

¿Qué papel juegan los padres en esta conquista subjetiva?  Suelen ser los mensajeros de las malas nuevas, administran pequeñas dosis de de frustración.  De este modo,  colaboran en la puesta en relieve de una realidad más allá de la de los propios deseos.Una realidad que requerirá de cierto esfuerzo y trabajo para ser modificada en pos de ajustarse,  en la medida de lo posible,  a los propios anhelos.  Ese desengaño vital pero necesario que se vive durante la adolescencia tamiza  también  la mirada que los hijos tienen de los padres.  Paulatinamente,  van descubriendo que los “grandes” son simplemente adultos,  atravesados por las mismas limitaciones,  “limitados”.

Es en la trama de la relación padre – hijo que los adolescentes van armando las diferencias entre lo deseable,  lo posible y   lo viable,  no sin confrontación y embestidas.  El ciberespacio se propone como un nuevo escenario donde cursar esta tarea adolescente de plena vigencia.

Nativos e inmigrantes digitales se encuentran en la red.  La inclusión de los padres en Facebook,  como amigos de sus hijos,  suele sostenerse en la proclamada necesidad de cuidar y proteger a los hijos.  La solicitud de amistad surge más como condición parental para que el  muchachito tenga Facebook que como una propuesta factible de estar sujeta a la libre elección del hijo.

¿Podría negarse a dicha solicitud?  ¡Difícilmente!  Sin embargo,  la astucia adolescente se vuelca a un intenso entrenamiento del manejo de las pautas de privacidad de Facebook para poder velar un muro que los padres intentan mirar,  en pos de un pretendido cuidado.   Es interesante observar el uso que los adolescentes hacen de esas reglas o límites para frenar una avanzada parental.  ¿Para qué lo hacen? ¿Para hacer lo que quieren? No,  sencillamente para poder llevar adelante una tarea vital,  la de separarse de los padres y armar lo propio: ideas,  deseos,  gustos,  ideales,  etc.

Entonces,  ¿quién pone límites? ¿A quién le cabe el límite?  El límite,  en la adolescencia,  evidencia su carácter de trazado imaginario bidireccional,  operativo tanto para los hijos como para los padres.  Lo interesante de su construcción radica no sólo en su  capacidad para  acotar conductas sino en aquello que  se posibilita a través de su existencia.  El límite,  así pensado,  cobra espesura subjetiva más allá de su sentido prácticotornándose en  condición para la necesaria  separación (que promueve individuación), parael miramiento por las consecuencias de los propios actos y para el aprendizaje del propiocuidado, entre otros.  .

Cuando no es posible para un padre frenar su avanzada sobre lo personal del hijo, sea por curiosidad o por anhelo de saber, algo falla y puede aparecer del lado del adolescente la vergüenza como señal de esa falla. Vergüenza que habla de un límite en el hijo. Límite que es condición para la separación.

Si bien es importante que los padres sepan lo que sus hijos hacen en Internet,  también es importante que puedan captar el sentido vital de ese hacer, reconectándose con lo que fue su propia adolescencia.  En el terreno de la vida y en las redes sociales,  los adultos juegan la importante función de ser garantes de los límites.

Para poder poner límites un padre debe estar atravesado por un límite propio, interno, el que otorgan las normas y reglas que regulan nuestra conducta y que son necesarias para el sostenimiento de la convivencia en nuestra cultura.Ahora bien, ¿se puede poner límites con extra-limitaciones?

Las nuevas tecnología permiten a los padres ir más allá de lo que sus ojos pueden ver,  sus oídos pueden escuchar y sus ideas pueden concebir en relación a su hijo.  “Para todo lo demás está Facebook”,  decía una adolescente.  La pregunta sería si cuidamos cuando cuidamos. Y en ese caso ¿cómo cuidamos?  Facebook y otras redes sociales permiten la presencia y la mirada ilimitada de los padres… ¿Hasta dónde? ¿Para qué?Estar más conectados,  ¿implica una mayor imbricación con la subjetividad del hijo? Difícil tarea la de ser padres.Desafío constante que implica bascular entre dejar desamparado y caer enla intromisión… Desafío del cual ninguna época estuvo,  está ni estará exenta.

Autoras: Lic. María Eugenia Farrés (mefarres@hotmail.com) Lic. Silvina Ferreira dos Santos (ferreira2santos@gmail.com.ar) Lic. Viviana Veloso (vivianaveloso@yahoo.com.ar)

 

 

 

 

 

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