Un corazón que late solidaridad

Hospital Zubizarreta

Desde abril, se instaló en Chivilcoy y Nueva York, frente al Hospital Zubizarreta, un corazón solidario. El mismo surgió por iniciativa de una comunera, y pretende unir dos aspectos claves: el cuidado del medio ambiente y la generosidad, ya que permite juntar dinero para la Cooperadora del centro de salud. Conoce toda la historia en esta nota.

En una de las esquinas más emblemáticas de Villa Devoto, Chivilcoy y Nueva York, se colocó meses atrás una figura que más allá de modificar el paisaje, trajo consigo una inédita fusión del cuidado del medio ambiente y la solidaridad. Se trata del “corazón solidario”, que fue instalado a finales de abril y sirve para acumular tapas de botellas, que luego, por acción de una cooperativa de cartoneros, termina en dinero para ser entregado a la Cooperadora del Hospital Zubizarreta.

La idea salió de la comunera Fabiana Satriano, de la UCR porteña e integrante del bloque de Juntos por el Cambio. Rápidamente, la hizo propia la Junta y el presidente, Nicolás Mainieri, se dedicó a conseguir la estructura que contiene al corazón, destaca ella. “Es algo chiquito y muy humilde, pero que creo que suma. Permite que todos los vecinos puedan hacer una colaboración al hospital mediante un pequeño gesto”, indica.

Fabiana asegura que la inspiración para montar esta iniciativa provino de una figura similar que se halla en Santa Fe. “Era en julio, cuando estábamos atravesando la segunda ola de coronavirus con mucha angustia. Un amigo me mostró lo que se había hecho allí y me pareció buenísimo replicarlo teniendo un hospital tan querido como el Zubizarreta. Presenté las fotos y lo aprobaron en la Comuna”, recuerda.

El proceso demandó algo más de medio año, dado que no solo incluía instalar el corazón sino encargarse de “transformar” las tapitas en ayuda efectiva para el hospital. Para ello, la Junta contactó a la Cooperativa El Álamo, que tiene su sede en Avenida Constituyentes al 6200, en Villa Urquiza, y trabaja con recuperadores urbanos, o cartoneros, en el reciclaje de basura.

“Ellos se encargan de recoger las tapitas una vez que el corazón se llena, las separan, las pesan, las venden y entregan el 100% de lo recaudado a la Cooperadora del hospital. Hacen una gran labor porque las tapitas no son todas iguales, hay de distintos tamaños y hay que separarlas”, destaca Fabiana. Para la juntista, “resulta desafiante teniendo un gran polo gastronómico allí mismo, donde se consumen un montón de botellas, que los locales y clientes puedan acercar las tapas y depositarlas”. “Que no lo transformemos en basura cuando podemos reciclar y a la vez ayudar”, insta.

La Cooperadora recibe el dinero y con el mismo se encarga de la provisión de elementos faltantes del centro de salud. A finales del año pasado, previo a esta iniciativa, la institución presidida por José Antonio Rubio recibió la donación de un tomógrafo, histórico anhelo del Zubizarreta, por parte de la familia de Damián Manusovich.

“La idea es tomar conciencia de lo que está pasando con el medio ambiente. El proceso es que las tapitas que arrojamos se reciclen y vuelvan al mercado como otros productos. Es importante evitar el derroche en estos tiempos de contaminación y donde se precisa cuidar nuestro entorno”, dice Fabiana. La comunera radical asegura que son los chicos los que están “cambiando la cabeza a los mayores” en esta cuestión. “Yo no vengo de esa cultura porque en la época en que fui criada no se enfatizaba en la conciencia ambiental. Y mis hijas me fueron haciendo ambientalista, separando la basura en casa, usando bolsas ecológicas. Muchos grandes nos estamos adaptando a ese cambio y esto contribuye a ello”, manifiesta.

Por esta razón, a la inauguración oficial del corazón, el 28 de abril pasado, fueron invitados alumnos de escuelas de la zona (Devoto School y Abel Ayerza), donde hay estudiantes designados “ecolíderes”. En ese contexto se dieron talleres y charlas sobre reciclaje y huerta orgánica para los vecinos que también dijeron presente, junto a funcionarios del Gobierno de la Ciudad, la Junta Comunal y personal de la Cooperadora.

Pese al poco tiempo que lleva, el corazón tuvo una amplia aceptación en los vecinos, que ya lo incorporaron, según su impulsora. “La verdad que tenemos una respuesta mejor incluso a la esperada. Cada 15 días se llena y vemos cómo se acercan con bolsas a arrojar decenas de tapitas, hay mucho boca a boca”, plantea Satriano. En ese marco, cuenta una anécdota que suma al respecto: “Cuando lo instalamos teníamos la duda de que la gente interpretara que era un lugar para dejar tapitas y no para arrojar cualquier tipo de basura. Pero a los cuatro días ya estaba casi lleno. Y me pasó que una conocida me dijera “¿Sabés lo que pusieron frente al hospital?”, sin saber que era idea mía, y con ganas de transmitirlo”.

Si bien la idea y la intención estaba clara, el último elemento clave que configura a esta acción es la elección del corazón. “Podría haber sido otra figura, es cierto, porque el espíritu de la iniciativa seguiría siendo el mismo. Pero creo que el corazón representa la solidaridad, ya que uno da su corazón cuando aporta generosidad al otro. Y a su vez, también es un símbolo de vida, y teniendo el hospital al lado, me pareció que también era eso, la vida y la salud”, cierra.

Por Mateo Lazcano

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