Caminando por Devoto hace casi un siglo.

Visitar Villa Devoto a fines de 1927 debería ser una experiencia interesante. Ochenta y ocho años atrás la villa aun buscaba sus propias características y los vecinos esperaban un progreso que  seguramente significaba, muchos aspectos diferentes de lo que hoy consideramos como tal y que aquellos devotenses opinaban estaba demorado por la inacción gubernamental.

El 25 de agosto el ECO bajo el título de un paseo por Villa Devoto, señalaba las  buena y malas impresiones que una recorrida podía crear en el visitante que partiendo de la estación se dirigiera al sur o al norte.   “Hermosa y antigua Villa donde se levantan verdaderos palacetes y numerosos chalets, cottages y residencias privadas en todos los estilos arquitectónicos y rodeados de bellos jardines artísticamente planeados como pulcramente cuidados, ostentando gran variedad de hermosas y fragantes flores que rinden su homenaje de fragancia y admiración al transeúnte.”  Y va lo malo “Ciertas calles, sin adoquinado, con veredas angostas, primitivas y deterioradas,  ostentan grandes mansiones rodeadas de altas verjas cubiertas casi de ligustrum (sic), formando un cerco vivo, triste y umbrío, llevan una profunda tristeza al espíritu, todo allí huele a viejo mohoso, abandonado: al rato vemos abrirse un pesado portón, lenta y misteriosamente, y aparece un habitante mirando la calle húmeda, fangosa, que no obstante haber transcurrido varios días desde la última lluvia, no ha podido secarse aun, pues, la sombra compacta que proyectan grandes y añosos árboles no ha permitido el paso franco y liberal de los rayos solares.  Calles así hay muchas en Villa Devoto. Las menos son modernas y han recibido el beneficio del adoquinado. El alumbrado anda allí muy escaso. Las bocacalles tiene un foco eléctrico, pero en la mitad de cuadra falta otro foco reglamentario, de modo que durante el día esas calles pueden ofrecer en verano un aspecto quizás pintoresco, pero, de noche aquello es ¡Una boca de lobo!  De tarde en tarde se oye el silbato policial lejano, (pues de policía anda muy escasa la villa), el canto de un gallo, y el ladrido de un perro, pareciendo encontrarse uno en un villorio en ves de estar en plena Capital Federal.

La Falta de nomenclatura en numerosas calles es para desorientar a cualquiera, cuando no para extraviarlo.  Se puede caminar cuadras y cuadras antes de encontrar un letrero municipal que indique cual es la calle por la que se transita; no queda otro recurso que preguntar al primer transeúnte que se cruce con uno, y eso cuando el interrogado es del lugar, sino «lasciate ogni speranza»! Así es querido lector, la antigua y aristocrática Villa Devoto, que todo su adelanto y progreso se debe a la acción privada, haciendo honor a la verdad.  Tiene, cual hemos dicho ya, mucha edificación, algunas calles buenas anchas, bien pavimentadas y trazadas que le dan el verdadero aspecto de Villa, varios colegios y escuelas, varias asociaciones vecinales de fomento importantes, un hospital vecinal, varios clubes y centros deportivos de primer orden, una plaza pública soberbia de dos manzanas [[nota del autor tenía y tiene cuatro]], una población culta y numerosa, dos líneas férreas, tres líneas tranviarias, dos líneas de ómnibus y un comercio local de bastante importancia, todo ello hay en Villa Devoto mi querido lector, y solo con veinte minutos de viaje llegais al centro; pero le falta aun la acción municipal para higienizar sus calles excéntricas, proporcionándoles el alumbrado necesario, y el Poder Ejecutivo una vigilancia policial de acuerdo a su gran extensión. ¿Cuándo veremos este progreso capital? Las autoridades nacionales tienen la palabra.

Dos meses antes tres concejales personalistas (1) la habían recorrido en visita impulsada por el ex ministro Francisco Beiró habiéndose invitado a participar a todas las fuerzas vivas de la zona en lo que para muchos era una visita proselitista.

En la esquina de Campana y San Martín sobre la parada del Tranvía Lacroze, “un grupo importante de vecinos” que representaban a las nueve Asociaciones de Fomento existentes en la villa, recibieron a los visitantes. El Dr. Beiró distinguió con su presencia la reunión y una banda de música, que en opinión de la época daba “mayor solemnidad al acto,” los acompañó en todo el recorrido.

Recorrieron Campana hasta San Alberto, de allí a Emilio Lamarca (Oran) y luego a San Martín, que los llevó a avenida Mosconi (América) donde doblaron por Enciso con la idea de alcanzar la plaza Arenales. Llegados, luego de caminar 25 cuadras y cruzar el Medrano, a Habana.  Allí visitaban el local de la AFVD y admiraban sus instalaciones. Pasaron la plaza y alcanzaron la estación ferroviaria.  Allí el Dr. Beiró hizo notar la ridícula y antojadiza  medida tomada por la empresa Buenos Aires al Pacífico al anular molinetes y accesos al andén. También hizo presente el terreno ocupado por el Tiro a Segno adquirido por el FCP el que ´este suponía iba a destinarse a galpones afeando el barrio. Les propone proyectar la formación de un parque por expropiación de la municipalidad, aprovechando el precio, que estimaba, estaba muy bajo. Terminó el Dr. Beiró “manifestando con gran vehemencia” a los visitantes los intereses del vecindario después de lo cual se despidió de ediles y comisión de recepción. La recorrida, siendo mediodía se aproximó a un local de la avenida Francisco Beiró (Tres Cruces) y Chivilcoy donde se sirvió un exquisito asado a cuyos postres uso de la palabra Burgos quien ofreció la demostración e hizo entrega de un petitorio del vecindario. Prometieron  los concejales “preferente atención” al pedido. Luego de múltiples discursos se dio fin al almuerzo. La gira continuó por la primera avenida hasta la residencia del diputado José María Gutiérrez donde la banda ejecutó una Diana. Este recibió el abrazo de los concejales y de numerosos amigos presentes. Siguió la recorrida llegando primero al local de  la A.F.D. Sur sobre Chivilcoy y  luego a Bermúdez de la A.F.D.Oeste. Unas 20 cuadras que si las hicieron por Tinogasta debieron tocar la Cárcel  ya en funcionamiento que no les  mereció ningún comentario. Después de hacer acrobacias por las calles intransitables, comprobaron la justicia de las frecuentes quejas del vecindario. Terminaban una caminata de 60 cuadras, a las 18 hs.(*)

Un acta posterior de la Asociación Devoto Oeste, que por no haber sido advertida de la misma no había recibido a los visitantes, planteaba despectivamente, sin más aclaraciones, que la misma se había debido “a una necesidad.” Adivinando nosotros que hicieron uso del baño.

 

(*) Eco 15/6/27  Concejales José Antonio Busso, Ricardo Muscio y Francisco A. Turano, 

Edgardo Tosi

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