PAOLO MENGHINI “Hasta el detalle más mínimo de la vida cotidiana se transforma”

menghiniLucas Menghini Rey perdió la vida en la tragedia de Once: tenía veinte años. Su padre, Paolo  Menghini, es uno de los miembros más activos del grupo de familiares y amigos. En esta entrevista detalla distintos aspectos de su lucha, revela sus expectativas frente a las próximas instancias judiciales y pone de manifiesto que, en un entramado de corrupción como el que denuncian, todos estamos expuestos a lo peor sin que el Estado se haga cargo. 

El 14 de marzo próximo se iniciará el juicio oral y público a los veintinueve procesados por la tragedia de Once. De este modo se cerrará un capítulo y se abrirá otro de la historia que empezó el 22 de febrero de 2012, cuando el tren Chapa 16 del ex ferrocarril Sarmiento, proveniente de Moreno, chocó contra el paragolpes del andén 2 de la estación Once de Septiembre, dejando un saldo de cincuenta y dos muertos y ochocientos heridos. Con admirable entereza, familiares y amigos de  víctimas y heridos supieron conformar un grupo que asumió el protagonismo de esta historia, denunciando valerosamente los distintos eslabones de la cadena de corrupción señalada como causa de la tragedia y acompañando cada tramo de la instrucción y las instancias previas al juicio oral, compartiendo públicamente las resoluciones o haciendo conocer sus diferencias. Paralelamente, su persistente búsqueda de justicia, su independencia del poder (al que no ha dudado en criticar severamente) y su solidaridad con las víctimas de otros crímenes sociales le granjearon primero la empatía y después la adhesión de vastos sectores de la población, que ven en el grupo a un nuevo referente social. Y dentro de él se destaca la figura de Paolo Menghini.

–¿Qué balance hace de estos dos años?

–Puede presentar más de un aspecto, porque por un lado está la cuestión personal y por otro la grupal, a la que podemos definir también de varias maneras, esto es, lo que fue primordial para nosotros desde un primer momento, que fue llegar a un juicio oral y público, y por otra parte la comunicación de nuestra lucha y la instalación de nuestro mensaje en la sociedad. Desde lo personal han sido dos años muy duros y muy difíciles, en los que la ausencia se ha reforzado: no es que el tiempo ayude a que se sienta menos o a que el dolor sea menor, sino que se intensifican. Hasta el detalle más mínimo de la vida cotidiana se transforma y refuerza esa ausencia, y tratar de que el dolor se aliviane es luchar contra lo imposible: a lo sumo, con los meses, uno aprende a convivir con el dolor de una manera diferente, pero eso no hace que sea menor.

–¿Y desde lo grupal?

–En ese sentido el balance es mucho más positivo, porque nosotros nos unimos desde lo peor que nos pudo pasar y creo que eso es, en parte, lo que nos ha ayudado a conformar el grupo de una manera muy homogénea y hace que hoy seamos una gran familia de muchas familias. Ahí reside el centro de lo que no sé si denominarlo éxito, porque en realidad no es éxito lo que hemos conseguido, ya que nunca podemos olvidarnos de qué fue lo que lo generó, pero digamos nuestros logros, porque sí es un logro instalar socialmente nuestro mensaje como lo hemos hecho, sí es un logro poder llenar dos años seguidos la Plaza de Mayo, sí es un logro haber aportado todo lo que teníamos para llegar al 18 de marzo con los procesados sentados en el banquillo de los acusados.

–¿Tienen conciencia del liderazgo social que han llegado a ejercer?

–No es que busquemos un liderazgo social: creo que lo mejor que le podemos dejar a esta sociedad, además de generar la condena de los responsables, es la idea de unirse y de acompañar, porque el acompañamiento ha sido fundamental; pero sin permanecer unidos y trabajar mucho desde adentro es imposible lograr adhesión desde el afuera. Y creo además que hemos logrado esta adhesión de la sociedad porque nos hemos desprovisto de todo y hemos enfrentado la situación con toda la entereza que podíamos, sabiendo que lo que buscamos tiene la legitimidad del dolor y de vidas arrancadas de una manera cruel e impiadosa, consecuencia de una enferma obsesión por el lucro y el poder: eso no tiene ideologías, y creo que la sociedad lo ha leído así. Muchas veces nos encontramos con gente que cree que cuando decimos “sin banderas políticas ni sindicales” estamos renegando de la política: no es cierto, y estamos convencidos de que lo que hacemos en actos como el del sábado es generar hechos políticos concretos, y nuestros discursos tienen que ver con la política; lo que estamos diciendo es “bajémonos de los partidismos, unámonos más allá de cómo pensamos y trabajemos de manera conjunta manifestando que deseamos y necesitamos otra manera de hacer política”. Desde los filósofos griegos hasta acá, y aunque suene remanido, la política es el arte de lo posible; y para nosotros es posible un país sin corruptos sueltos, porque cuando hay un corrupto suelto no está suelto para el tipo que piensa más cerca de la izquierda, del centro o de la derecha, está suelto para todos y generando daño para todos.

–¿Qué apoyo han tenido de los organismos de derechos humanos?

–Desde el primer momento numerosas organizaciones de todo tipo se acercaron a nosotros; unas de las pioneras, y ejemplos de lucha en el mundo, son las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, y con mucha pena te tengo que decir que sólo Línea Fundadora de Madres se ha acercado a nosotros, la línea encabezada por Hebe de Bonafini y las Abuelas decidieron poner el alineamiento ideológico por delante del dolor que ellas conocen de sobra. En cambio Nora Cortiñas, que es una gigante de un metro treinta y debe tener como 35 años más que yo y me pasa por arriba porque tiene una energía increíble, se toma un tren o un colectivo desde Castelar, donde vive, y se viene a los actos nuestros; obviamente, reconocemos un amor infinito por ella y su adhesión a esta lucha. También es un honor y un orgullo tremendo que esté a nuestro lado SERPAJ, de la mano del premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, a quien hasta te diría que nos daba cosa llamarlo para el acto del primer aniversario y se apareció en la plaza solito diciendo “acá estoy para lo que necesiten”, y abrió el acto. Esta vez la cosa fue más organizada y Adolfo estuvo en el escenario con Nora, dándole a una causa de por sí ética y apoyada en la verdad el respaldo de sus años de lucha.

–También han tenido el apoyo de otros grupos…

–Sí, ni hablar de lo que significa la unión con otros grupos de familiares: papás de Cromañón, papás de Kheivys, Madres del Dolor, víctimas de accidentes de tránsito, inundados de La Plata, víctimas de violencia de género, APEMIA… Se han acercado porque todos hemos perdido a un familiar de una manera cruel y todo se termina reduciendo a eso: los papás de la tragedia de Ecos trabajan en la Agencia de Seguridad Vial, con el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, con el cual nosotros no tenemos, tuvimos ni tendremos nada que ver; pero ellos se corren de la cuestión ideológica y nosotros nos corremos de la cuestión de pertenencia que tienen ellos, porque también perdieron un hijo y en el fondo todo se reduce a esa cosa de amor básico de un padre por un hijo.

–¿Es cierto que desde un primer momento el entonces cardenal Bergoglio les abrió las puertas de la Catedral?

–Sí, y te lo está diciendo alguien que es católico por tradición y no por práctica, por eso me siento absolutamente liberado de contarte lo que te voy a contar, y es la sensación de apoyo y de afectividad muy profunda que nos transmitió el cardenal Bergoglio a un mes de la tragedia, cuando en su homilía en la Catedral metropolitana se refirió a los “responsables irresponsables que no cumplieron con su deber”, acuñando una de las frases que nos siguen guiando y agrandan nuestra historia. Pasaron los meses, pasó el año, se transformó en Papa, y para este segundo aniversario recibimos una carta muy afectuosa; sabemos por interpósita persona que está muy pendiente de lo que nos pasa, de cómo avanza la causa y de todo lo que ha sucedido, y ese fin de semana celebró en Roma un oficio religioso para los fallecidos y los heridos. Para nosotros es un soporte de amor  y de ética muy grande y fuerte, que nos sostiene y le da a nuestra lucha un aval enorme.

–En lo que hace a la causa, ¿van a pedir el cambio de carátula?

–Hay un detalle que te tengo que contar para clarificar la respuesta, y es que no hay una querella unificada: cada familia tiene su representante legal y puede haber querellas que buscan un objetivo y otras, otro. Puntualmente, la querella Menghini Rey –y sabemos que vamos a tener la adhesión de una serie de otras– va a pedir que se cambie la figura de estrago culposo a estrago doloso y de administración fraudulenta a asociación ilícita. Creemos que no se puede hablar de estrago culposo porque tanto los empresarios Cirigliano y todos sus gerentes operativos como los funcionarios [Ricardo] Jaime, [Juan Pablo] Schiavi, [Antonio] Luna, [Pedro] Ochoa Romero y [Eduardo] Sícaro, que en total suman 28 procesados (el número 29 es Marcos Córdoba, el motorman de la unidad 16), sabían que no controlando el desvío de los subsidios, no invirtiendo en seguridad ni en modernización, no haciendo el control exhaustivo desde lo técnico y cajoneando las denuncias y multas que le hubiesen permitido al Gobierno sacarles dos veces la concesión a los Cirigliano, podían ocasionar un daño. Estos señores eran conscientes de que dejando derrumbarse el Sarmiento podía suceder una tragedia, no sólo porque así lo indicaba el sentido común, sino porque múltiples informes y denuncias de los trabajadores ferroviarios, de los usuarios y de la Auditoría General de la Nación que fueron desatendidos, cajoneados y olvidados, avisaron que si no se tomaban las medidas del caso la tragedia podía producirse. No se trató entonces de una cuestión culposa, hubo una intención de no hacer, y ese no hacer generó la tragedia; por eso para nosotros es homicidio doloso y no culposo.

–¿Y por qué creen que se trata de una asociación ilícita?

–Porque con respecto a la cuestión de los subsidios y del desvío de fondos está clarísimo que no fue sólo una administración fraudulenta, porque no es que se giró dinero una vez y se le perdió el rastro. Son tres mil millones de pesos girados en concepto de subsidios: acá había quien los autorizaba, quien firmaba la entrega y quien no los controlaba, y allá quien los recibía y quien los distribuía. No hubo un desvío alegre de fondos del Estado; lo que hubo fue una asociación ilícita porque la plata no iba a seguridad del usuario ni a modernización del ferrocarril y se ha comprobado la existencia de todo tipo de dádivas de empresarios a funcionarios, que las recibían alegremente y miraban para el costado para no ver adónde iban esos tres mil millones de pesos.

–En el último documento han cuestionado expresamente a la presidenta de la Nación…

–A la presidenta la hacemos responsable del abandono sistemático de los familiares de los fallecidos y de los heridos después del 22 de febrero, y por una razón muy simple: aún hoy el Gobierno nos debe respuestas de todo tipo. Desde el momento mismo de la tragedia, habiendo encontrado el cuerpo de Lucas dos días después, se supo que eran 52 los fallecidos y 800 los heridos, registrados con nombre, apellido, dirección y teléfono propios y de familiares: el Gobierno, en vez de organizar un programa sustancial de seguimiento de los daños colaterales de la tragedia, quiso olvidarse y, a pesar de que la Justicia indicó que debía haber una atención integral de cada uno de nosotros, nunca hizo nada, teniendo todos los recursos a disposición y pudiendo armar equipos en el Ministerio de Desarrollo Social y en el de Salud. Con sólo diez grupos de trabajo que atendiesen a ochenta personas cada uno, hubiera sido muy fácil hacer un seguimiento quincenal, mensual o bimestral.

–¿En qué consisten los daños colaterales?

–En una cantidad de enfermedades de todo tipo que desde el 22 de febrero en adelante se declararon en los familiares de los fallecidos y en los heridos en la tragedia, causando en algunos casos daños absolutamente irrecuperables. Cuerpos y mentes han reaccionado a la crisis emocional y psicológica causada por el trauma que aún atravesamos, y cada uno ha tenido que responder de la manera que ha podido, cuando el seguimiento era muy fácil de hacer. En ese sentido responsabilizamos a la presidenta y ya no esperamos ningún tipo de respuesta porque lo hecho, hecho está.

–¿Qué expectativas alientan con respecto al juicio?

–Todas. Desde el primer día hemos estado muy encima del desarrollo de la causa: me he entrevistado muchas veces con el juez de instrucción, hemos leído las voluminosas pericias técnicas y contables de 800 fojas cada una, hemos estado con los jueces de las cámaras y con los que componen el Tribunal Oral Federal 2, y de cada entrevista nos hemos traído el compromiso de llevar el proceso a fondo. Les hemos transmitido que es imprescindible un juicio ejemplar por varios motivos: primero, para ver a los responsables de tantas muertes condenados; segundo, para que la sociedad argentina no tenga que ver a corruptos sueltos y tercero, porque es imprescindible que la sociedad se reconcilie con la Justicia y eso va a ser imposible si no existen condenas ejemplificadoras.

–¿Qué significación tiene el juicio para el grupo?

–Muchas veces se nos plantea, básicamente desde gente cercana al Frente para la Victoria o que, por lo menos, adhiere al proyecto del Gobierno nacional, por qué seguimos reclamando justicia si va a empezar el juicio oral. Nosotros decimos que el juicio oral es sólo un paso más en nuestra búsqueda de justicia, primero porque de por sí no define nada y segundo, porque las sentencias que en un sentido u otro dicte el Tribunal Oral Federal 2 van a ser apeladas: si hay condenas ejemplificadoras, serán apeladas por los abogados defensores; si los responsables resultan favorecidos, serán apeladas por nosotros. Seguirá un largo proceso hasta que las penas queden firmes y en ese momento, si los responsables son condenados, se hará justicia. El proceso oral es sólo un paso más que separa el día de la muerte de nuestros familiares de aquel en que las condenas queden firmes, hasta ese momento el pedido de justicia se mantendrá de la misma manera y con las mismas banderas y esperamos que la sociedad nos acompañe para poder, cuando llegue ese día, levantar el cartel diciendo que se hizo justicia

Por Haydée Breslav

 

 

 

 

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