PSICOLOGÍA: RECUERDOS Y TIEMPOS

El tiempo es veloz, tu vida esencial…”

(David Lebón)

Habitualmente recibimos en consultas a personas que dicen padecer situaciones que no pueden manejar, dando lugar a quejas, angustias, desconciertos sobre su existencia en la vida: “no sé qué me sucede, yo antes no era así”, “no logro saber qué me pasa”, “estoy hace un tiempo triste, y no sé por qué”, “tengo problemas con mis compañeros en el trabajo, en mi familia, con mi esposa/o, con mis hijos”, “sé lo que tengo qué hacer, pero no sé cómo”, son las frases que inmediatamente podemos reconocer en una primera entrevista psicológica. Un planteo claro y de principio evidente: “un malestar” de la vida, de la existencia, surgido de algún hecho frase o palabra que los avatares de la vida acicatean y nuestros cimientos existenciales se conmueven, luego,  paso de baile tan ensayado en lo cotidiano perdió su ritmo y armonía. Entonces, ¿qué trae una persona cuando recurre a un analista o terapeuta?

Generalmente se escuchan personas que se victimizan y justifican hasta que llegamos a una pregunta posible acerca de la responsabilidad propia de los hechos, sucesos o relaciones en las que estamos involucramos, así surge una pregunta, casi de manual: ¿cuál es mi papel en todo esto de lo cual me quejo?, es el “instante de ver” para poder instalar una pregunta y abrir otros caminos posibles, más allá de los que el paciente cree tener.

Este trabajo, en el psicoanálisis, involucra al paciente con su síntoma, su padecer, su perplejidad, su angustia y lo convoca como responsable de su forma de estar en el mundo, no como un extranjero o extraño de su propia vida, y así será él mismo quien tendrá que remontar sus síntomas. Luego habrá que llegar al “momento de comprender” y entonces, ¿qué ofrece el psicoanálisis para acompañar al paciente en la “construcción” de un espacio particular, en el que ponemos en juego el propio desconocimiento de uno mismo? En principio, y no es poco, la herramienta para que logre historizar su existencia, que pueda desplegar acontecimientos, situaciones, vivencias, que son únicas en cada persona, según su subjetiva forma de ser-en-el-mundo, en un juego de reconstrucción-construcción, aparece el aquí y ahora del paciente, aunque sea enunciado como acontecimiento pasado. ¿Y por qué ocurre esto? Porque el pasado tiene efectos sobre el presente, en forma de repetición. Es allí en donde surgen las críticas -popularmente repetidas- al psicoanálisis fundamentalmente en dos aspectos: recurrir al pasado y la extensión de un tratamiento. Con respecto a la primera podemos decir que si uno no recuerda, repite sin reconocerlo y nuestro presente padeciente es consecuencia de nuestro propio pasado, ese que no recordamos.

Respecto a la extensión en el tiempo, un tratamiento es tan singular que lo temporal está abrochado a la vida de cada uno, es un tiempo lógico-personal-exclusivo que tiene sus propias variables, ajenas al tiempo cronológico de un reloj o de un ideal de terminación. Los alivios con la vida no pueden forzarse, surgen después que uno comprende que todo-no-se-puede, que todo-tiene-un-límite y que todo-tiene-un-precio, y para ello no hay un tiempo de reloj, El alivio, será el mejor registro corporal que uno puede advertir y saber hasta dónde quiere llegar en esta aventura de exploración de uno mismo.

 

Lic. Viviana Elben

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