Por iniciativa de jóvenes vecinos se plantó un nuevo ombú

EN LA PLAZA ROQUE SÁENZ PEÑA

Organizado por distintas agrupaciones sociales, culturales y deportivas de la zona, se realizó en la plaza Roque Sáenz Peña, del barrio de Villa Mitre, un acto durante el cual se plantó un ombú en reemplazo del histórico ejemplar que en un confuso episodio fue talado en 2010 por personal municipal.

 

Según informamos oportunamente, el entonces director del Centro de Gestión y Participación y actual presidente de la Junta Comunal 11, Carlos Guzzini, dio al respecto la siguiente explicación:

“El ombú estaba muy enfermo y era muy difícil recuperarlo; junto con expertos del Ministerio de Espacios Públicos buscamos la manera de iniciar un tratamiento: primero se intentó con uno y después con otro, y parecía que estaba dando resultado cuando una noche un vecino denunció a [la línea telefónica de] Emergencias [en la Vía Pública] que había una rama que estaba por caerse. Vino personal de [la Subsecretaría de] Emergencias y, sin saber que lo estábamos tratando de recuperar, lo taló. Lamentablemente, hemos perdido un ejemplar histórico, que la gente quería mucho, y la verdad es que estamos muy angustiados por este tema”.

Pero, parafraseando el célebre poema de Luis L. Domínguez, podemos decir ahora que la plaza tiene el ombú. Porque, de una treintena de jóvenes que frecuenta el lugar, surgió la iniciativa de recuperar la emblemática especie para el patrimonio barrial.

Un soleado domingo llevaron la propuesta a la Asamblea de Vecinos de Villa Mitre y Santa Rita, que se reúne en la plaza, y cuyos integrantes hicieron suya la iniciativa. “Vamos para adelante”, dijeron.

Juan Franco tiene 23 años, cursa el profesorado de Educación Física y trabaja con chicos discapacitados. “Vivo acá en el barrio y no pertenezco a ninguna agrupación, somos los pibes que nos juntamos en la plaza y la vivimos día a día”, expresa.

Y cuenta, con relación a la iniciativa: “Fue un consenso general por parte de todo el grupo de amigos que nos reunimos desde siempre acá, y que tuvimos toda una infancia jugando alrededor de ese ombú mágico que nos llenaba de alegría. Cuando lo sacaron fue un dolor muy grande para nosotros, que nos sentíamos claramente identificados con el ombú y por eso, junto a todos los vecinos, decidimos reponerlo para que futuras generaciones puedan disfrutarlo como nosotros lo hicimos”.

Refiere que “la planta la donó un chico de un jardín por el barrio de Floresta, y está por cumplir el año”, y anuncia: “La vamos a cuidar entre todos los vecinos con mucho amor y mucho cariño, respetando como siempre a la madre Naturaleza”.

Y agradece “la ayuda de todas las agrupaciones que hicieron consenso con la causa, y están todas más que bienvenidas a participar de la forma que quieran”.

 

El acto

 

Asistieron al acto la integrante de la Junta Comunal 11 Paula Resels (PSA), su colega de la Junta Comunal 15 Carlos “Lito” Grisafi (FpV) y una nutrida y abigarrada concurrencia que aplaudió con entusiasmo el momento en que jóvenes impulsores de la iniciativa, y otros pertenecientes a varias organizaciones locales, procedieron a plantar el nuevo ejemplar.

En la oportunidad habló el referente de la Asamblea, Leonardo Pinotti quien, entre otros conceptos, manifestó: “Para nosotros,  vecinos del barrio, y especialmente para la Asamblea, es un día histórico, porque se repone la planta emblema de la plaza que era el ombú, un ombú de la época de Rosas que fue salvajemente mutilado en diciembre de 2010”.

Y enfatizó: “Y doblemente histórico, porque no se repone por iniciativa de las autoridades de la ciudad de Buenos Aires sino de los vecinos del barrio, que demuestran que hoy hubo una apropiación cultural de la plaza por parte del vecindario, que defiende sus valores como no lo hace este Gobierno de la Ciudad”.

Dijo también que desde la tala del ombú “pasaron dos años y la plaza se siguió destruyendo” e informó: “Tenemos un petitorio con más de mil firmas para que se arregle”.

Seguidamente habló Lidia Schiuma, del Foro Histórico de Villa General Mitre, quien refirió que “los anteriores dueños de los terrenos que iban desde el arroyo Maldonado hasta

Magariños Cervantes fueron Juan Manuel de Rosas y sus herederos” y que entonces “ya había una importante arboleda en la que se contaban palmeras, casuarinas y el ombú”, y destacó que “esta vegetación es prácticamente el único patrimonio histórico del barrio”.

Relató asimismo que “los primeros que disfrutaron jugando sobre las nobles raíces del ombú fueron los niños que vivían en el asilo que las monjitas instalaron en la casa de Rosas”.

Recordó que la plaza Roque Sáenz Peña se creó en 1937. “Desde entonces todos los niños disfrutaron de la plaza y el ombú, lo hice yo en mi infancia, lo hicieron mis hijos y mis nietos. También vendedores ambulantes y carteros se sentaban bajo su sombra para descansar, comer algo y tomar agua antes de continuar sus tareas”, comentó.

Pero, observó, “lamentablemente los árboles, que son el único medio que produce oxígeno para limpiar el aire cada vez más contaminado, van desapareciendo en las últimas décadas, cada construcción que comienza lo primero que hace es cortar los árboles de la vereda aunque no sea necesario”.

En cuanto al “ombú que ya no está”, consideró que “varios fueron los errores que hicieron que lo perdiéramos” y mencionó en primer lugar “la poda a la que fue sometido sin necesidad” puesto que “el ombú no es un árbol, por la escasa lignina de su madera está clasificado botánicamente como una hierba, aunque muy resistente”.

En el mismo sentido, estimó que “el segundo error se cometió cuando en medio de un tratamiento para salvarlo y estando en flor, cuidado y con un vallado, a pedido de no sabemos quién es talado completamente por personal al servicio del Gobierno de la Ciudad”.

Después precisó: “Hoy los vecinos, encabezados por la Asamblea y otras instituciones, nos reunimos para plantar un ombú para las generaciones futuras y para que no disminuyan los pocos que quedan en la ciudad. Pero de la plaza han desaparecido durazneros de flor, ceibos y aguapantes”.

Y concluyó: “Sólo si nos unimos para cuidar el nuevo ombú y la plaza, éste podrá crecer”.

Por último habló Patricia Figari, quien tiene un lejano parentesco con el recordado músico y se hizo conocer en el barrio en el entrañable rol de calesitera.

“Prácticamente todo el barrio me conoce como la señora de la calesita”, dijo. “Toda mi infancia y los mejores momentos de mi vida los tengo pasados acá, en la plaza: me he trepado al ombú, tengo fotos de mis hijos en él, y cuando lo cortaron me dio mucha tristeza”, contó.

Y confió: “Yo tenía la ilusión de que alguna vez, no por medio del Gobierno de la Ciudad, que sabemos que ni siquiera se ocupa de los hospitales, y menos de un árbol, sino de los vecinos y las asociaciones de fomento que se hicieran cargo, íbamos a hacer posible este sueño de recuperar un árbol que fue símbolo vivo de lo que la plaza significaba para nosotros”.

 

Finalizados los discursos, se ofreció un recital de música folclórica  que contó con la participación de Homero Carabajal y los Indian Now y de Víctor Pampa, ambos vecinos del barrio.

Previamente a la plantación del ombú, el grupo Zaplallazo Circo había ofrecido un espectáculo infantil.

Por último, el grupo La Paternal Cine Ambulante proyectó varios cortos sobre el barrio, así como dibujos animados.

En cuanto a la Asamblea, aportó el marco de los 54 stands de la feria de artesanos El Ceibo, con muchos y diversos productos para grandes y chicos.

 

Por nuestra parte, ofrecemos la transcripción de algunas estrofas del poema que mencionamos anteriormente, y que se titula precisamente  El ombú:

Cada comarca en la Tierra / tiene un rasgo prominente: / el Brasil, su sol ardiente; / minas de plata, el Perú; / Montevideo, su cerro; / Buenos Aires –patria hermosa-, / tiene su pampa grandiosa; / la pampa tiene el ombú. // (…) No hay allí bosques frondosos / pero alguna vez asoma / en la cumbre de una loma / que se alcanza a divisar, / el ombú, solemne, aislado, / de gallarda, airosa planta, / que a las nubes se levanta / como faro de aquel mar. // ¡El ombú! Ninguno sabe / en qué tiempo, ni qué mano / en el centro de aquel llano / su semilla derramó. / Mas su tronco tan ñudoso, / su corteza tan roída / bien indican que su vida / cien inviernos resistió. // Al mirar cómo derrama / su raíz sobre la tierra, / y sus dientes allí entierra / y se afirma con afán, / parece que alguien le dijo / cuando se alzaba altanero: / ten cuidado del pampero / que es tremendo su huracán. //

Puesto en medio del desierto, / el ombú, como un amigo, /

presta a todos el abrigo / de sus ramas con amor; / hace techo de sus hojas / que no filtra el aguacero / y a su sombra el sol de enero / templa el rayo abrasador. // (…) A su sombra melancólica / en una noche serena, / amorosa cantinela /

tal vez un gaucho cantó; / y tan tierna su guitarra / acompañó sus congojas / que el ombú de entre sus hojas/ tomó rocío y lloró. // (…) A su pie trazan sus planes / haciendo círculo al fuego / los que van a salir luego / a correr el avestruz… / Y quizá para recuerdo / de que allí murió un cristiano, / levantó piadosa mano / bajo su copa una cruz. // Y si en pos de amarga ausencia / vuelve el gaucho a su partido, / echa penas al olvido / cuando alcanza a divisar / el ombú, solemne, aislado, / de gallarda, hermosa planta, / que a las nubes se levanta / como faro de aquel mar.

 

 

Haydée Breslav (para La Rayuela y Tras Cartón)

 

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *