Trabajadores de Dulce Carola en defensa de sus derechos laborales

dulce carolaTrabajadores de la fábrica de indumentaria Dulce Carola, ex Virtus, ocupan la planta de la calle Remedios de Escalada de San Martín 2454, del barrio de Villa Mitre. Se trata de trece hombres y treinta mujeres que tomaron esa decisión para preservar su fuente de trabajo.

 

Así explica la situación Miriam Costa, de la sección de corte: “Desde hace un tiempo bastante largo venimos sufriendo apremios salariales, de los que la patronal no se responsabilizó en tiempo y forma; adeudan sueldos a todo el personal, a algunos compañeros desde noviembre. Hasta 2011 ocupaba la gerencia Saúl Holzman y la apoderada de la empresa era Noemí Romero, y después se hicieron cargo Héctor Casella y José Cantero, y permaneció la misma apoderada”.

En palabras de Pablo Tello, también del sector de corte, “esta última gerencia se hizo responsable de la empresa el 27 de marzo prometiendo que iba a salvarla y a poner la situación como correspondía, que los pagos iban a ser regularizados y que se harían cargo de la deuda que había dejado la anterior gerencia”.

Después de destacar que se trata de “una empresa que se dedica a hacer prendas de ropa” refiere que “desde ese día no entró un rollo de tela” y recuerda:“Eso nos llevó a pensar que esa no era la forma de salvar la empresa: si no entrabatela no íbamos a poder producir. La verdad es que desde que vinieron ellos, la ropa que se hacía era con la tela que ya había acá, y se seguía vendiendo del stock, que fue cayendo”.

“Tiene razón”, confirma Sergio Villafañe, y precisa: “Me tocó estar en la parte de expedición, donde se controlan todos los pedidos que salen; acá llevaban un control exhaustivo: cantidad de prendas, talles, colores…Esta gente metió todo en bolsas, y cada tarde se llevaba de a poco todo el stock que iba quedando, hasta que vinimos el 1° de junio y estaban todas las cajas vacías; fueron vaciando la empresa sin llevar ningún tipo de control ni dar de baja las prendas, directamente las cargaban en el baúl de sus autos particulares”.

Tello prosigue el relato: “Después de esto, hicimos un quite de colaboración para manifestar nuestra disconformidad con la situación: estuvimos  de paro del 1° al 7 de junio y ese día, con el apoyo de los sindicatos y del Ministerio de Trabajo, tomamos la determinación de cuidar nuestro lugar de trabajo”. Señala asimismo que los gerentes “no se presentaron más en la empresa” y que el Ministerio “ya conocía la situación porque ellos habían firmado muchos acuerdos que están incumplidos y siguen incumpliendo”.

En cuanto a los sindicatos, puntualiza que “hay tres adentro de la fábrica, que son Unión de Cortadores de Indumentaria (UCI), SOIVA, que es el Sindicato del Vestido y SETIA, el Sindicato de Empleados Textiles de la Industria y Afines” y que “colaboran con víveres y con dinero en efectivo para poder solventar la situación”. Al respecto, explica: “Acá estamos cuarenta y tres trabajadores, son cuarenta y tres familias y para algunas es el único ingreso, vamos a ver cómo seguimos peleando”.

Por de pronto, un comercio colabora: “La panadería de Artigas y Juan B. Justo, que nos proveía todos los días, nos sigue proveyendo sin costo”.

Los trabajadores destacan asimismo el apoyo de las integrantes de la Junta Comunal 11 por el Partido Socialista Auténtico y el Frente para la Victoria, Paula Resels y Delfina Velázquez, respectivamente.

A su vez, Costa enfatiza: “La medida de fuerza se hizo en forma pacífica, no hubo ninguna agresión, estamos cuidando las máquinas y las instalaciones, todo está prolijo y no hay nada roto, nosotros estamos preservando nuestra fuente de trabajo”.

Con relación a la deuda, precisa Villafañe: “Hace ya cinco años que venimos con esto: empezaron pagando el 75% del sueldo, de ahí fueron al 50%, nos pasaron al otro mes, después comenzaron a pagarnos por quincena y luego por semana, hasta que terminaron por tirar vales de 300, 400 y 500 pesos por semana, y así fueron generando cada vez más deuda hasta el día de hoy, que supera el doble y hasta el triple de nuestro sueldo, y más también”.

En ese sentido, acota Tello: “Siempre nos hacían promesas, que iban a aparecer capitales de acá y capitales de allá, que iban a vender esto, que iban a hacer lo otro, que con esta producción nos íbamos a salvar y ponernos al día… Nos fijaban una fecha como si nos mostraran una zanahoria, y cuando llegábamos la sacaban; y esto es de años”.

Villafañe continúa: “No es que la empresa no generara dinero, porque en la parte de expedición nosotros llevábamos el control de todo el dinero que salía en mercadería, que superaba el millón de pesos por mes; en 2011 se obtuvieron casi18 millones de pesos de ventas”. Y cuenta una anécdota ilustrativa: “Una vez Noemí Romero le llegó a decir a mi encargado que no le dijera a la gente lo que salía en dinero de pedidos, para que la gente no se enterara de que a la empresa le estaba entrando dinero cuando no se estaban pagando los sueldos”.

Por otra parte, Tello cuenta que “en los últimos cinco años mucha gente se fue, cansada de la situación” y considera: “Era como que te obligaban a eso, a ellos les servía que te fueras sin ningún tipo de indemnización; era una manera de agotar a la gente, fue un método que usaron y hasta cierto punto les dio resultado”.

Por último, resalta: “Todos los que estuvimos acá desde el primer día, seguimos acá; gracias a Dios, hoy estamos todos juntos en esta situación que es pareja para todo el mundo”.

 

Haydée Breslav

 

 

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